Hoy quiero escribir sobre algo que he estado pensando y poco a poco he empezado a convertir en realidad, hasta el punto en el que solo me queda esperar pacientemente (lo de pacientemente será un esfuerzo muy grande de mi parte) para que llegue el plazo que se indica en un par de billetes de avión. Pero no me refiero a escribir algo inspirador, sino a detallar el proceso que he ido realizando a lo largo de este último par de meses para planificar el viaje, así como lo que falta, a fin de poder conservar esta experiencia y leer todo lo que me hace falta por hacer.
No soy una persona que viaje mucho. La verdad es que ni siquiera dentro de mi país suelo realizar viajes frecuentemente. Pero durante el próximo año estaré realizando un viaje a Rusia, y de eso es de lo que me gustaría hablar. No he encontrado mucha documentación al respecto sobre personas de mi propio país que vayan a hacer el mismo tipo de viaje, así que me ha tocado hacer llamadas y preguntarlo todo una, dos o hasta tres veces. Pero me he llevado muchas nuevas experiencias y algo más.
Antes del viaje lo primero que uno piensa es en la situación global. En mi caso particular, sigo mucho las cuestiones políticas en el mundo y me he formado una opinión sobre cómo está el panorama internacional. Pero no todos lo hacemos de la misma forma. Recuerdo que mi familia al principio me cuestionaba la razón por la que iría a un país que estaba bajo sanciones (sea lo que sea que significaba eso para ellos) de estados unidos, la unión europea y otros “colaboradores” como Canadá y un par de países más. Entre mis círculos cercanos también se repetía la misma pregunta. Al principio intentaba explicar personalmente que esas sanciones, salvo al tema relacionado con la inflación, que Rusia parece haber resuelto bastante satisfactoriamente, no me afectarían específicamente a mí (a menos claro, que fuera a Rusia para exportar productos, en cuyo caso tampoco sería tanto problema al ser mi país considerado como neutral y oponerse a la imposición de sanciones). Pero eso termina por agotar mi paciencia, así que ahora uso un par de artículos en internet, o simplemente sonrío.
Otro de los mitos que rodean a este país es la seguridad y la barrera del idioma. El segundo debo admitir que no es precisamente un mito, pero explicaré este punto más adelante. Sobre la seguridad, muchas personas creen que Rusia sigue siendo la unión soviética, que todavía son comunistas y que el estado controla el 421% de las acciones de la gente. De igual forma, para muchas personas “la mafia rusa” sigue siendo el organismo que controla la venta de armas, las acciones criminales y todo (o casi todo) lo malo que puede ocurrir en Rusia. La verdad es que el gobierno de Rusia no es ya comunista, no son la unión soviética y aunque el estado aún mantiene el control sobre sectores estratégicos (hola sector espacial), ha dejado de ser intervencionista, lo que ha favorecido el crecimiento económico. Sobre la mafia rusa no opinaré, porque me parece un estereotipo algo triste, muy similar a ese que hace que los mexicanos parezcamos narcotraficantes sin importar a dónde vayamos, o el favorito de las películas de Hollywood, consistente en representar a un mexicano como un señor con Caballo, botas vaqueras, sombrero y que solo come frijoles y bebe alcohol a todas horas del día (algo que también viven los rusos, con el Vodka, por ejemplo). Pero en fin, al final del día solo son estereotipos dados a conocer por personas que se dejan llevar por lo que les parece llamativo en una cultura, que no necesariamente tiene que ser lo más común.
Algunos años atrás, cuando me empecé a interesar por el país, leí que en general, la mayoría de los rusos hablaba inglés como segundo (o a veces hasta tercer) idioma. Lo cierto es que nunca creí que fuera así, pero me he encontrado con la realidad al empezar a investigar sobre mi viaje. Es poco frecuente que fuera de los aeropuertos y zonas muy turísticas (Moscú, San Petersburgo) encuentres personas que hablen un inglés de forma fluida. Eso sí, no estoy diciendo que no los haya, eso ya dependerá de las personas en general, pero todos los ciudadanos rusos a los que he conocido coinciden en que si bien el inglés puede serme útil, en la mayoría de situaciones del día a día, con gente de a pie, no me va a servir mucho. Así que nada, a aprender ruso. Por suerte lo había empezado a hacer hace algún tiempo, y aunque mi avance no es como yo quisiera, espero algún día (preferiblemente muy cercano) terminar de dar el paso que me hace falta para empezar a hacer algo interesante con el idioma.
Lo primero, después de decidir exactamente a dónde iré y qué es lo que haré allá, era buscar información. Nunca había tenido que buscar información sobre viajes hacia otro país, y menos a uno que esté tan lejos del mío. Alguna vez visité estados unidos, cuando era niño, pero eso no se compara ni en distancia ni en la cantidad de información que requeriría encontrar. Cuando inicié esta búsqueda, no tenía mucha idea sobre los vuelos disponibles de México a Rusia, es más, de hecho ni siquiera sabía si habría vuelos de tal estilo, o me tocaría hacer las conexiones por mi cuenta, con el consiguiente aumento de precio que eso significaría. Otra cosa de la que no estaba muy seguro era de lo que haría estando a bordo del avión. ¿Habría asistencia de algún tipo durante el trayecto o me tocaría ingeniármelas de alguna forma? ¡Cuánto podría costar el boleto de avión? ¿Cómo era el proceso de reserva? Eran muchas preguntas que me pasaban por la mente cuando pensaba en el viaje. Pero todavía no hay que ir tan rápido, primero hay que revisar algunos datos sobre todos esos requisitos legales que hay que llevar para tramitar el pasaporte mexicano, ver el tema del visado, y un par de cosas más.
Intentaré publicar un poco de lo que ha pasado en mi preparación para viajar a rusia cada lunes. ¡Saludos!